viernes, 21 de febrero de 2014
Amores verdaderos.
Los amores de la vida, los más sublimes a veces son los más perversos, pero no por eso dejan de ser los mejores, los amores así, son siempre memorables porque trascienden muros, mitos y paradigmas, son amores verdaderos y perennes; nacen sin que nos demos cuenta y florecen sin tiempos y espacios determinados, son mágicos y siempre son eternos..., nunca hay dos iguales, de hecho son únicos e irrepetibles, no se atan ni se condicionan, son curiosos porque se solapan y son cómplices perfectos. Hay amores de todos sabores, pero los verdaderos tienen más colores, más olores y también dolores...
Los amores de la vida no siempre van de la mano, hay veces que sólo coinciden en momentos determinados, no son los que se perdonan ni los que se toleran, mucho menos los que se complementan, son sólo aquellos que cuando sus bocas se besan, viajan incesantes a la eternidad...
De esos amores no siempre se forma la vida, de esos amores no se mantiene la paz, pero sí de esos amores es que la tierra y el universo entero tienen que estar.
Los amores verdaderos no dan la vida por el otro, dan la vida por sí mismos y tampoco buscan la felicidad del otro, buscan su propia felicidad, y no es que sean egoístas, simplemente se aman tanto que son capaces de amar a los demás, y cuando en algún punto de su tiempo encuentran su espejo, encuentran también la respuesta a su identidad.
Los amores de la vida no son accidentales y no siempre ocurren, son y están porque la línea que los trazó, abrazándolos está...
Guillermo Lora Santos
Tipster
febrero 2014.
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