Era de noche y nos despedimos con un beso, uno que parecía no tener final, un beso sublime a la luz del farol que iluminaba el parque que con su confidencia nos cobijaba y con su ambiente bucólico nos animaba a no decir adiós y con el sonido de las hojas en los árboles nos conminaba a quedarnos más...
De pronto, sentí a mitad de nuestros cuerpos la comunicación que se generaba entre dos viejos conocidos que se hablaban a roces y se abrazaban frotándose el uno contra el otro, como si quisiesen emerger del cautiverio que la ropa les brindaba para verse frente a frente y piel a piel y reconocerse después de tanto tiempo de no verse...
Y abruptamente se interpuso entre ambos un intruso de cinco extremidades que con sólo dos de éstas, quitó el obstáculo que se interponía y bajo el amparo del abrigo rojo que lo cubría todo, comenzó su misión, durante ésta, arrancaba suspiros y movimientos irregulares que junto con sonidos apagados, conducían a ese ente a las profundidades del éxtasis y del más ansiado apogeo.
No sabemos qué pasó, pero todo fue de repente suspendido por los pasos y las luces que interrumpían el caudal de pasiones y sentimientos que se estaban generando, dejando en continuación la historia para otro capítulo en mejores condiciones, para otro episodio en donde todos participarán de ese anhelo llamado pasión...
Guillermo Lora Santos - Tipster.
Diciembre 2023