Como te explico que hoy estoy hecho todo un lío, como te explico que hay historias que no entiendo y mitos y leyendas que nadie me puede explicar y siento muchas ganas de llorar y se detiene el tiempo cuando la nostalgia se acurruca en mi corazón y ya no sé más nada de la vida ni del rumbo ni de nada y es cuando entiendo menos qué estoy haciendo aquí y cuál es mi verdadera misión en este sino oscuro en el que a veces me encuentro…, y entonces es cuando extraño la condena de la soledad para poder disfrutar de mi propia existencia sin dependencia y decidiendo sin afectar. Y la forma llega y el tiempo es de escribir y las condiciones son propicias para escapar y escaparme y abusar del don de la palabra que expresa sin expresar y hace que no se entienda si no se quiere apreciar y hace en quien me quiera que nazca como por arte de magia la capacidad de descifrar las palabras que aparentemente inconexas juntas con significado están. Y tengo la protección de mi corazón que aunque a veces o casi siempre domina a la razón, es la armadura que evita que el mundo contamine lo que soy…, y la razón duele porque es impuesta, porque no es más que la opinión de muchos que pueden llegar a equivocarse al mantener la estructura a conveniencia de lo que a pocos conviene y que para locos como yo no existe otra alternativa que luchar y luchar hasta que al morir las ideas trasciendan y nos den la razón, esa que se olvida porque es la otra, la otra razón la que al fin y al cabo es más cómoda y hace que siga girando este mundo misterioso, fabuloso y obstinado en querer definir y establecer el significado del amor. Y que voy a hacer si tu no estás aquí y yo estoy cada vez más lejos de aquí…
Guillermo Lora Santos - enero 2008.
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